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Resumen Completo "Memorias de un Asno" Sofía Fiódorovna Rostopchina

Un asno relata su historia. Sus primeros dueños eran los Haies, quienes siempre le hacían trabajar, principalmente los sábados que había feria. Los Haies le cargaban con cestas llenas al asno, quien no aguantaba el peso, se subía la señora y lo golpeaba para que trote hasta el mercado. Un día, ya en el mercado, la señora se fue a desayunar dejando al asno amarrado y junto a las cestas. Al regresar la señora, se encontró con un cesto de lechuga vacío y se dio cuenta de que había sido el asno. La señora lo iba a pegar y ahí el asno le dio tres coces que la llevaron al hospital. El asno regresó solo a la casa, pero oyó que el hijo de la señora le iba a dar una pisa, así que huyó hacia el bosque  Saint-Évroult, donde durmió esa noche. Al despertar oyó el ladrido de perros y la voz del hijo de la señora Haies. Huyó corriendo por el agua para no dejar rastro y llegó donde unas vacas que no lo percibieron. Durmió allí una noche y luego se fue a otro bosque. Allí pasó un mes, pero tuvo que ir a un pueblo cercano, pues llegaba el invierno. Vio una viejita hilando y su nieto, Jorge, le dijo que quería quedarse con el asno. Vivió con ellos 4 años, durante los cuales le ayudó a la viejita a llevar las hortalizas al mercado y unos chicos de un castillo lo alquilaban para pasear. En uno de esos paseos, había 6 niños que se repartieron los burros. Fueron en carrera hasta un puente, el asno de la historia llegó primero, pero no quería cruzar el puente porque estaba una tabla rota. Un niño con su burro decidieron cruzar, pero se cayeron al río, los dos fueron salvados. Todos pasaron por un cementerio y una niña oyó un llanto de un niño, quien no tenía familia, así que decidió criarlo. El papá de Jorge regresó y se compró una casa, así que decidió vender al asno a un vecino. El asno se había vuelto vago, así que los días de mercado se escondía, todos pensaban que lo robaban y que él lograba escapar. Los dueños no eran malos con él hasta que descubrieron su truco, lo comenzaron a golpear y luego lo vendieron a una pareja que tenía una hija de 12 años que era muy frágil y enfermiza. La pareja compró el asno para que la niña pudiera distraerse en paseos. La niña se apegó al asno e iba siempre al establo a hablar con él. Un día la mamá le regaló un medallón con un mechón suyo a la niña y ella juntó el mechón de su mamá con un mechón del asno. Su mamá le prohibió ir a verlo al establo. Una noche la casa se incendió y el asno se iba a quemar. La niña le fue a abrir la puerta y pudo salir, pero la niña se desmayó. El asno le mordió el vestido y cruzó el fuego sin quemarla. Durmieron en un sótano por una noche y al otro día, fueron al pueblo a buscar a los padres de la niña, quienes la regañaron por haber ido al establo y vieron mal al burro. La niña cayó con fiebre y al mes murió. Sus padres no quisieron ver más al asno y él se internó en un bosque, donde pasó todo el invierno sin mucha comida ni bebida. Cuando llegó la primavera, y el asno volvió al pueblo. Él vio a muchos burros gorditos y bien arregladitos, mientras que el estaba flaco y muy mal presentado. Iba a haber una carrera y una señora llamada mamá Tranchet pagó porque el asno de la historia corriera en nombre de ella, pues ella quería el reloj de plata y la funda de monedas que daban de premio. La carrera comenzó y el asno ganó. Mamá Tranchet le había prometido avena al asno, pero cogió el premio y no le dio nada. El asno era famoso por haber salvado a la niña del incendio y le decían Cadichón. Santiago y Juana, dos niños, decidieron llevarlo donde su abuela para cuidarlo. La nana le tenía mala voluntad al asno, así que el prometió vengarse de la nana y ser fiel a quienes lo quieran. La abuela dijo que lo cuidarían como si fuera suyo. Santiago le daba mucha avena, pero su abuela le dijo que no lo haga. A los tres días, Cadichón cayó enfermo y no podía ni pararse, así que tuvieron que llamar al veterinario. Cadichón se sanó en una semana porque Santiago y Juana lo cuidaron muy bien. Los niños habían organizado un paseo a unas ruinas, de las cuales se decía que eran tenebrosas porque gente se perdía ahí. Fueron en burros y los dejaron afuera. De repente, unos ladrones salieron de las ruinas y se robaron a todos los burros, a excepción de Cadichón que se escondió detrás de unos arbustos. Cuando todos salieron se sorprendieron mucho, así que regresaron a casa y fueron a la policía, quien pidió que los acompañara Cadichón. Cadichón maniobró para que salieran 6 de los 12 que eran, luego entraron para sacar a los demás y a los que habían desaparecido, quienes servían a los ladrones. Una prima de las amas pequeñas de Cadichón se llamaba Teresa. Las chicas decidieron salir a pasear y en el camino se encontró con una niña pobre, la llevaron a casa, le dieron de comer, le bañaron  y le vistieron. De ahí partieron a la ciudad para comprar tela para hacerle una ropa y todas fueron discutiendo en el camino sobre quien iba a pagar la cuenta de la niña. El día siguiente iba a haber una cacería organizada por la familia, iban a ir 2 adultos y 3 niños. Los niños creyeron que era fácil, así que se hicieron los sobrados. Los adultos cazaron, pero los niños no. Fueron a comer a un pueblito y los niños creyeron que no cazaron porque no tenían perros, así que fueron a cazar con los perros y los adultos se fueron a la casa. Un niño se adelantó a disparar y mató al mejor de los perros de caza. Su padre le regaño y el otro adulto les dijo a los niños que el orgullo y la presunción son antivalores. El perro se llamaba Medoro y era muy amigo de Cadichón, pues en la granja de los Haies, Medoro le llevaba todos los días un pedazo de pan. De repente, decidieron que Medoro debía siempre estar amarrado y un día que cogió un trozo de pan para llevárselo a Cadichón, la dueña lo vio y su hijo le daba de latigazos, Cadichón mordió el brazo de Julio y desde allí fueron los mejores amigos. Es por eso que Cadichón estaba muy triste. Camila y Pedro, primos de Juana y Santiago, iban a ser padrinos de una pequeña niña, hija de una antigua nana de Camila. Cadichón halaba el coche de la abuela y de algunos niños. Cuando salieron los padrinos, comenzaron a tirar las monedas y los bombones a los niños que se encontraban cerca de la iglesia y ambos acordaron para la próxima, entregar los bombones y las monedas, no lanzarlos. Al día siguiente, una prima vino a avisarles a Santiago y a Luis que irían a la feria a ver a un asno sabio. Fueron todos con Cadichón. El asno sabio, Mirliflore, saludó y entregó un ramillete a la esposa del amo, “la más bella”, pero Cadichón le arrebató el ramillete y se lo dio a Camila. El amo de Mirliflore le pidió que pusiera un gorro en el asistente más tonto, que por complicidad era su hijo, pero Cadichón le quitó el gorro y se lo puso al amo. Toda la gente sentía afición por Cadichón y querían tocarlo, pero él logró escabullirse y volvió al castillo con sus amos. El chico que mató a Medoro volvió a la casa de la abuela y empezó a presumir sobre su valentía frente a los animales, así que Cadichón le puso una rana en el bolsillo, cosa que le causo mucha vergüenza frente a sus presunciones y mucha risa a los demás. Cadichón no quería perdonar Augusto, el que mató a Medoro. Un día decidieron ir: Augusto, Santiago y otro primo a dar un paseo. Augusto quiso ir en un pony, a quien Cadichón le mordió la cola y le hizo caer a Augusto, quien decidió ir en Cadichón. Cadichón pasó con Augusto por las espinas y luego dejó que los otros 2 le pasaran, cuando eso pasó, Cadichón botó a Augusto a los desperdicios podridos de la cocina. A Augusto le cogió fiebre y estaba muy grave. Todos en la casa de la abuela ahora le tenían miedo a Cadichón, por lo que había hecho con Augusto. Cadichón se sentía muy mal por todo lo que había hecho, el castigo fue el reproche. El chofer del castillo, sin que la dueña se enterara, le dio una pisa en el establo a Cadichón, quien se sintió muy mal porque sabía que se merecía. Cadichón decidió cambiar. Al amo de Mirliflore, le hizo dos presentaciones y lo salvó de la gran hambre que pasaba. Iba a dormir esa noche en el bosque afuera del castillo, pero oyó unos ruidos. Puso atención y se dio cuenta que eran ladrones que iban a robar el huerto del castillo. Logró darles una patada cuando estaban adentro, comenzó a rebuznar, todos salieron y lo felicitaron por lo que había hecho, pues eran los dos más buscados. Todos en el castillo habían recuperado la confianza en Cadichón. Un día llegó Augusto, pero temía acercarse a Cadichón, pero aclaró que no sentía rencor. Cadichón quería reparar el daño hecho, pues no fue intención de Augusto matar a Medoro. Todos los chicos prepararon comida en el patio y cuando terminaron, le fueron a pedir permiso a sus padres. Cundo regresaron encontraron a Augusto bajando de un árbol y le preguntaron que qué había pasado. Dijo que por el olor de la comida vinieron dos grandes perros y mordieron su camiseta. Él estaba muy asustado y salió en su defensa Cadichón, quien mordió a los perros y salvó a Augusto, quien lo perdonó y lo abrazó. Comieron muy bien. Al otro día fueron a pescar y como no había pescado, se fueron a un lugar más profundo. Se subió a un barco para pescar mejor, pero resbaló y se enredó con su propia red. Cadichón se tiró al agua y lo puso en la hierba. Lo llevaron a la casa y se puso bien. Todos elogiaban a Cadichón. Desde ahí, Cadichón nunca más se portó mal y siempre se dedicó a cuidar a sus amos, mientras que los amos, y principalmente Santiago, lo quisieron aún más por ser bueno.

COMENTARIO:
Creo que es una maldad absoluta maltratar a los animales, que simplemente son seres inocentes. Me parece que Cadichón se volvió malo porque le gustaba que todos estén pendientes de él, pero no quería trabajar porque se volvió perezoso y no le gustaba que desconfiaran de él porque él era bueno. Lo bueno es que aprendió a que ser malo le traía muchos problemas y la decepción de sus amos. Pero él tuvo fuerza de voluntad, volvió a ser el mismo de antes, reparando previamente sus errores.

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