4/5/12

Resumen Completo "Raffles" de Eliécer Cárdenas

Un estudiante narra la venida de un profesor suplente de lenguaje, en lugar de otro que había enfermado. Este profesor les dijo que iban a tratar sobre la leyenda de RAFFLES, manos de seda; él comenzaría el relato y los estudiantes, uno por uno, seguirían la historia. El profesor comenzó su relato: “Raffles nació en la Casa de los siete patios, una multifamiliar (cuartos para pobres), la parturienta que lo trajo al mundo llevaba un par de aretes de oro; luego de envolverlo en sus pañales, la comadrona se dio cuenta de que uno de sus aretes faltaban. El padre de Raffles (era sastre), junto con sus otros hijos, buscaron la joya por toda la casa; Raffles tenía sus puños cerrados, así que cuando los abrieron se llevaron la sorpresa de encontrar el arete ahí. Cuando daba sus primeros pasos, comenzaron a perderse cosas en el cuartito donde vivían, los hermanos de Raffles eran siempre culpados, hasta que descubrieron que él escondía las cosas bajo su camita. Su padre le reprendió con un castigo y desde ahí no volvió a esconder las cosas. Raffles fue el menor de nueve hermanos. Llegó el tiempo en que Raffles debía ir a la escuela.” El profesor pidió que un voluntario continuara la historia y Lizette se ofreció.
A la siguiente clase Lizette comenzó: “Raffles fue a la escuelita con sus hermanos mayores, y todos iban vestidos humildemente. Los profesores eran crueles con sus alumnos, ya que al equivocarse, los golpeaban con nudillos, con una regla de madera y con una vara de mimbre. Existían unas medallitas que se las otorgaba a estudiantes con buenas calificaciones para que eso fuera motivo de satisfacción para sus padres. Raffles muy hábilmente robó medallitas de la oficina del rector y las cambió por lápices y cromos a ciertos chicos que nunca llegarían a tener una. El rector se dio cuenta de que faltaban medallitas, así que comenzó a averiguar y dio con Raffles. Lo castigó haciendo que limpiara el colegio por una semana.”
La siguiente clase fue Freddy quien prosiguió: “era un joven alto y delgado, y comenzó a ayudar a su padre en la péquela sastrería. Un día, un elegante hombre entró y le pidió al padre de Raffles que le hiciera un terno; mientras le tomaba las medidas, se puso a hablar de su vida de lujo. Cuando el padre de Raffles se fue, Raffles le preguntó al señor que como hacía para vivir tan bien, a lo que le respondió que él era el famoso Benjamín, el Zurdo: el mejor y más famoso ladrón en Quito. Acordaron que Benjamín le daría clases a Raffles e indicaron fecha y lugar. Ya en clase, había unos cuantos chicos más. Benjamín cogió a Raffles de ayudante y comenzaron a andar juntos por los parques hurtando.”
Continuó Nico: “Bajo la vigilancia de Benjamín, Raffles se fue perfeccionando. Benjamín no era envidioso, pero sabía que su alumno lo estaba superando en habilidad. Raffles colaboraba cuando algo hacía falta en su casa y siempre tenía dinero disponible. Un día, le comentó a su familia que se iría a vivir solo, ellos lo aceptaron pero con resignación. Se fue por no dar sinsabores a su familia en cualquier caso de emergencia. Se puso el nombre de Raffles por un Raffles inglés de un libro que había leído. Buscó un falsificador de documentos y adquirió cuatro cédulas diferentes por si algo llegara a suceder. Comenzó a ser conocido por los que visitaban los bares y sus familias como Raffles, su fama se fue extendiendo.”
Continuó Pepito Mora: “Raffles intentaba explicarle a Benjamín que por haber visto tanta pobreza, ayudaba en lo que podía a gente necesitada. Ayudaba al convento de San Francisco, donde se preparaba una sopa que alimentaba a muchos pobres, pero a veces pensaba que era necesario actuar más directamente. Ideó un plan: en las noches caminaba por barrios pobres de Quito y elegía una puertita, donde dejaba una cierta cantidad de dinero: luego, llamó a un plan contra-robo, el cual consistía en dejar en los bolsillos de gente necesitada un poco de dinero para que se ayuden con algo. Su fama se hizo grande y era conocido como el amparador de pobres, aunque también era Raffles, manos de seda. Un día cerca de navidad, Raffles vio a un niño y una niña que veían una vitrina, ansiosos por tener un juguete cada uno. Raffles entró a la tienda, robó los juguetes y los puso detrás de los niños, haciéndoles notar que se les había caído. En el Panecillo, Raffles vio a un hombre cerca a tomar veneno por su pobreza, así que introdujo un billete a su bolsillo y le dijo que revisara lo que tenía. El hombre corrió para su casa anunciando el milagro que le había hecho Raffles. Cada vez Raffles era más querido y conocido.”
Continuó Carlos Vizcaíno: “El intendente Camacho había sido ascendido a intendente por haber hecho suficientes méritos. El anterior intendente había renunciado por los rumores que decían que era un inútil y que Raffles se burlaba de él en sus narices. El intendente Camacho anunció a sus súbditos que si no conseguían información sobre Raffles en 5 días, que se consideren despedidos. Benjamín se marchó a Guayaquil para recomenzar allá, ya que Raffles le había quitado el trono de mejor ladrón. El intendente Camacho recibió la información acerca de un restaurante que Raffles visitaba mucho. Se sentó cierto día en una mesa y observó como un hombre solitario hacía un movimiento extraño por detrás de dos caballeros y salió. Camacho les preguntó a los caballeros si les faltaba algo, y la billetera de uno había desaparecido. Camacho salió velozmente, pero fue imposible encontrar a Raffles. Camacho regresó al restaurante y dijo a los meseros que debían colaborar en la investigación, y ellos no podían creer que muchas veces habían servido y atendido al ladrón más famoso de Quito. Camacho, para presumir su adelanto en la investigación, dio datos básicos a la prensa,  agregando previamente que Raffles caería en sus manos. Al día siguiente la noticia estaba en todos los periódicos de la ciudad.”
Continuó Gabriel Muñoz: Raffles dejó por un momento sus andanzas para así despistar un poco a Camacho, deambulaba como desempleado pobre por Quito, sentándose en bancas y oyendo a la gente sus pesares. Allí se enteró de un usurero, quien prestaba dinero a la gente necesitada y luego le dejaba más pobre por los altos intereses que imponía. Raffles decidió castigar esto, luego de informarse el lugar y el momento cuando se encontraba solo, puso su plan en marcha. Don Dimas era el nombre, y obligaba a quienes prestaba dinero a firmarle letras de cambio. Una cierta noche, Raffles fue puesto una máscara, lo apuntó con un pequeño revólver cargado. Don Dimas se puso de rodillas ante Raffles, pidiéndole que no lo mate, a lo que Raffles le pidió que le entregase todas las letras de cambio (a las que prendió fuego), también le pidió que le diera el dinero que guardaba, pero le devolvió un poco para no ser tan desalmado. Lo amarró con unas cuerdas y huyó de ahí. Lo robado lo donó a una fundación de huérfanos y cogió un poco para el sustento propio. Pegó unos carteles en el centro de Quito anunciando el hecho para que la ciudadanía se enterase de su liberación”.
Continuó Lourdes: “Una joven rica (Luciana), vivía muy aburrida por las comodidades que la vida le daba, es por eso que le encantaban las historias de bandoleros. Ella había oído mucho de Raffles y quería conocerlo, así que publicó en el periódico que lo citaba en el parque y que usara un pañuelo amarillo. Raffles vio la publicación y decidió ir. Cuando se vieron fue un enamoramiento a primera vista. Luciana y Raffles se hicieron novios y paseaban el el auto descapotable de Luciana. Ella quería ser como Raffles, para ser la pareja perfecta. Luciana quería robar un banco junto con Raffles, pero él le decía que no quería poner en riesgo su vida. Se besaron en frente de los guardias del banco, quienes lo tomaron como una desfachatez.”
Continuó Felipe: “Raffles se enteró de que habían apresado a Benjamín, su maestro, y que se encontraba en la Isla Seymour en las Galápagos (prisión de alta seguridad de la antigüedad). Raffles decidió ir a rescatarlo y Luciana le sirvió de mucha ayuda. Ella le pidió a su padre un paseo a las Galápagos para conocer y él accedió. Luciana y Raffles se encontraron en Guayaquil, Raffles se presentó como un investigador francés y pagó por su viaje en el barco de Luciana. Ella había ido con una nana alemana que no la dejaba estar sola. Fueron hasta la isla Seymour y entraron a la prisión como investigadores, en la noche, Benjamín ya esperaba a Raffles. Burlaron la seguridad y Raffles escondió a Benjamín en el barco, en el lugar donde guardaban las municiones. Ya en Guayaquil ambos amigos se despidieron; Luciana logro estar un pequeño momento con Raffles y también se despidieron.”
Continuó Alfonso: “La noticia de que Benjamín había burlado la seguridad de Seymour había recorrido todo el país, y para colmo, el encargado de esa investigación era... El Intendente Camacho!! Él le otorgó todo a Raffles. Raffles se había escondido en una quinta a las afueras de la ciudad y la empleada de Luciana llevaba las cartas de amor. Camacho había ofrecido una recompensa a quien le diera datos verídicos sobre Raffles. El novio de la empleada de Luciana descubrió donde se escondía, así que lo denunció, pero nunca le dieron su recompensa. Cogieron a Raffles y lo apresaron. Luciana se enteró de eso y quiso hacer un plan para rescatar a su amado. Se vistió de policía e intentó liberarlo pero el Intendente se dio cuenta, al inmediato, de lo que pasó y procedió a avisar la barbaridad hecha por esta joven a su padre, quien de castigo la envió a un internado de monjas en París. A Raffles se le permitieron las visitas y toda su familia le reclamaba el porqué de sus actos. Pese a la maravillosa actuación de su abogado, le sentenciaron a muchos años en el penal García Moreno.”
El estudiante que narra la historia termina la historia: “Luego de un largo año en prisión y de olvido (a excepción de su familia), Raffles se encontraba trabajando en un pequeño taller de sastrería en el penal. Luciana había logrado salir del internado a uno menos riguroso donde conoció a un francés y luego de un período de noviazgo se casaron y tuvieron cuatro pequeños. Ese año subió al poder un mandatario que había sido admirador de Raffles, así que con todas las reservas del caso hizo trámites para sacar a Raffles de la cárcel y en una entrevista con él le dijo que se fuera a vivir en otro país porque en ecuador no tenía oportunidad. Raffles se fue a vivir en Nueva Orleans, Estados Unidos, donde el jazz hace presencia fulminante. Raffles comenzó a trabajar en un hotel donde hacía alarde de su habilidad para quitar cosas a la gente sin que se dieran cuenta, obviamente devolvía todo al final del show y recibía muy buenas propinas con lo que sobrevivió el resto de los años. También hacía demostraciones en la Casa Blanca y también recorrió toda Europa.”
El maestro se había recuperado ya y el profe se despedía de los alumnos, quienes lo halagaron por el gran trabajo que hizo. Todos quedaron contentos aunque tristes por tener que dejar de verlo. Desde ahí cada vez que querían organizaban una reunión, daban un tema y cada uno ponía su parte, ya que aprendieron que solo se debe soltar la imaginación...

COMENTARIO:
Se trata de una  historia soñadora, no creo que se pueda hacer el bien a través de cosas malas, porque realiza lo malo para beneficiarse primero él y luego para apaciguar su culpa realiza una obra buena. Seguramente Raffles, al pertenecer a una familia numerosa y pobre ambicionó tener cosas y comodidades. Lamentablemente se encontró con la persona equivocada, Benjamín, quién le enseñó a tener rápido cosas pero de una manera mala. Raffles no pensó en que todos sus actos equivocados una vez que se descubran iban a causar vergüenza y dolor a su familia. Al final se quedó sin nada, no pudo tener el amor de Luciana y tuvo que salir del país para trabajar y poder sobrevivir, al tener que alejarse se alejó también de su familia. Creo que es mejor lograr una superación digna, llegar a tener las cosas con esfuerzo, sin ambicionar grandezas.

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